La bóveda sexpartita del Monasterio de Santa María de Huerta, Soria_03 Imprimir E-mail

[....] En primer lugar se procedió a una exhaustiva toma de datos mediante una estación total láser. Tras numerosas visitas y toma de medidas se fue obteniendo una nube de puntos a través de la cual se puso de manifiesto la singular forma de esta bóveda (Fig. 7-9). En primer lugar se pudo conocer que los arcos diagonales son exactamente arcos de medio punto; el cruce de ambos determina la altura de la de la clave central y también la altura de la nave. Este cruce se sitúa exactamente a 6,69m del plano de impostas, es decir el plano nacimiento de los arcos. También pudo comprobarse que los arcos perpiaños, es decir los dos grandes arcos que cruzan la nave, quedan algo más bajos, es decir, que la línea que une la clave central y la cima de los perpiaños baja ligeramente; esta línea que podría considerarse la línea de cumbrera de la bóveda recibía antiguamente el nombre de rampante. Por el contrario, hacia los arcos formeros, es decir los arcos laterales, las pendientes de los rampantes son mucho más acusadas; las claves de los formeros quedan casi a 2 m por debajo de la clave central. Es evidente que el arquitecto tomó la decisión de reducir la altura de los ventanales, seguramente con la intención de bajar la altura de las cornisas del edificio y por tanto el coste general de la obra. El dibujo preciso de las curvaturas de los arcos reveló también otros datos interesantes; en primer lugar, se pudo comprobar que los arcos perpiaños tienen la misma curvatura que los ojivos. Esta circunstancia explica que, al trazar el perpiaño igual que el ojivo, la clave de este arco quede de forma natural algo más baja que la clave central. En segundo lugar, se descubre que también el arco que atraviesa la bóveda por el centro esta trazado con la misma curvatura que el ojivo, si bien, en este caso, para que alcance la altura de la clave central, debe elevarse verticalmente; es decir, peraltarlo en su base (Figs. 10 y 11).

Conocidos ya estos datos se procedió a realizar los dibujos a escala natural de la bóveda tal y como se hacía en los talleres de cantería medievales (Fig. 16). Estos dibujos, en planta y sección, son imprescindibles para extraer de ellos todos los datos necesarios para la labra de las distintas piezas que componen la bóveda. Toda la estereotomía medieval se basa precisamente en esta habilidad para establecer la correspondencia entre la planta y alzado y, sin duda era éste el secreto mejor guardado de los gremios de cantería. [....]

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