|
[...] Las intersecciones de los nervios constituyen uno de los puntos críticos de la construcción de la bóveda. En el presente caso, todos los puntos de cruce de nervios se resuelven mediante una pieza de clave que, fundamentalmente, consiste en un cilindro central que oculta las intersecciones de las nervaduras. Una vez más, la montea, dibujada a escala real, es la base para la determinación de la geometría de las claves y su talla. A partir de un bloque suficientemente grande se ha copiado el dibujo de la proyección horizontal de la clave sobre la cara superior de dicho bloque; a continuación, la clave se talla en vertical. (foto10).
A continuación, han de cortarse los brazos que llegan a cada clave con la correcta inclinación para que esta pieza conecte con las dovelas de cada arco. Para ello se parte del dibujo del alzado donde, con toda precisión, se han dibujado cada una de las claves, de este dibujo se pueden extraer los ángulos de salida de cada brazo. El ángulo se mide tomando como referencia el plano horizontal de la parte superior o inferior del cilindro central según convenga en cada caso, una vez trasladado este ángulo sobre el brazo de la clave se procede al corte del mismo (foto 11,12).
La jarja se compone de piezas aparejadas en hiladas horizontales que, en realidad forman parte del muro. Para determinar su geometría, se ha tomado de nuevo la referencia de la montea relacionando la planta con las elevaciones de los arcos. En primer lugar, se han definido los sucesivos cortes horizontales en el dibujo del alzado posteriormente, estas secciones se han trasladado a la planta. Con las proyecciones horizontales de cada lecho se han confeccionados una serie de plantillas que permitirán, en cada sillar, dibujar la cara inferior y superior de cada una de los lechos. Con estos dibujos el cantero procede a la labra conectando las caras entre sí. (foto 13,14). [....]
|
