Conclusión

El gótico alemán fue crucial en la renovación del gótico español en la segunda mitad del siglo XV. Tres siglos más tarde, la pequeña bóveda de Ribes nos conecta nuevamente con el gótico centroeuropeo con una bóveda en red. La red, es un diseño de crucerías poco usado en la península Ibérica, mucho más apegada una contundente división por tramos en los que instalar una bóveda estrellada aislada. No obstante, hubo dos excepciones a la norma verdaderamente colosales: Juan de Álava en el reino de Castilla y Joao del Castillo en Portugal. La obra de estos dos gigantes está llena de formidable ejemplos de sofisticadas y complejas bóvedas en red. En este contexto, Joseph Ribes en la Barcelona de comienzos del XVIII , vuelve a manifestar interés por este tipo de bóvedas e incluye en su tratado un interesante ejemplo que ha dado pie para llevar a cabo el interesante ejercicio académico del que se desprenden las reflexiones que anteceden.

Como en un principio se hizo mención, la bóveda de Ribes nos habla de un gótico que, definitivamente, se resiste a desaparecer y nos empuja a abrir una nueva puerta en la historiografía de este estilo: el gótico de después. A partir del siglo XVI, un gran número de construcciones góticas, algunas de ellas colosales, se siguen llevando a cabo en nuestro país; la mayor parte de estas obras no merece la menor atención. Casi todos los tratados españoles del XVII, incluido Benito Bails, ya en plena Ilustración, incluye estudios más o menos extensos de bóvedas de crucería. En nuestro país hay claros indicios que nos impulsan a abrir un área de conocimiento del gótico todavía no explorado. De la misma manera que un día no muy lejano el tardogótico alcanzó el nivel de consideración que merecía, ahora el gótico de después está exigiendo su lugar en la historia. Los alemanes hace ya un tiempo que la abrieron, nos referimos al Nach Gotic.[....]

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