[...] Aunque eran estructuras perfectamente estables, hacia la mitad del S.XI, se les insertan gruesos nervios de piedra bajo sus aristas diagonales; la razón de este hecho trascendental no pudo ser la estabilidad, la única explicación hemos de buscarla en el campo estético. La crucería de piedra realzaba poderosamente la imagen de la bóveda. De dónde pudo provenir esta idea es una pregunta que no ha encontrado hoy en día una explicación incontrovertible. Sabemos que en Oriente Medio, lugar donde escasea la madera, hicieron su aparición las más diversas técnicas para construir estructuras abovedadas sin necesidad de cimbras. Probablemente fue allí donde los constructores empezaron a construir bóvedas partiendo de dos arcos que se cruzan en el centro; estos arcos dividen la superficie de la bóveda en cuatro partes más pequeñas que podrían fácilmente abovedarse sin necesidad de cimbra alguna. [...]