La bóveda de Rodrigo Gil_09 Print E-mail

LA CONSTRUCCIÓN

Con los baiveles y plantillas extraídos de la monteas es posible ya comenzar a labrar las distintas piezas que componen la bóveda. En primer lugar las dovelas de los arcos, el baibel permitirá dar a la dovela la curvatura precisa y con la plantilla de testa se labrará la forma de la dovela. En este caso la plantilla de testa, aunque mantiene la proporción real de la bóveda de Rodrigo Gil, se ha procedido a simplificar su silueta para facilitar la labra.

También se van labrando los nervios decorativos curvos. Precisemos que estos nervios en realidad, son planos en cada tramo pero, al irse conectando con los contiguos va describiendo una línea curva en el espacio. La labra de cada tramo se ha llevado a cabo a partir de su dibujo en planta, cortando un boque de piedra con esa curvatura; posteriormente, en la montea ha de hallarse la altura que debe salvar ese combado, la diferencia de cotas ha de marcarse en nuestro bloque de piedra y procede ahora a un corte oblicuo de la misma. Por último, con su plantilla, “revirada”, daremos la forma definitiva a esta porción del combado.

A continuación se procede a la labra de las jarjas. Las plantillas inferior y superior de cada lecho permitirán ir labrando cada uno de ellos; el contorno de cada plantilla se dibuja sobre la cara inferior y superior de un bloque de piedra y se procede, mediante la labra, a enlazar un dibujo con el otro. Una vez terminados y montados los nueve lechos, el resultado es una jarja extraordinariamente esbelta y elevada.

La última y dificultosa tarea que exige la construcción de esta bóveda es la labra de sus claves. Mencionamos anteriormente que la complejidad de la crucería diseñada por Rodrigo Gil genera claves de numerosos brazos y, la labra de los mismos, exige conocer la posición exacta de los mismos tanto en planta como en alzado es decir, la inclinación de salida de cada brazo. La forma en planta de la clave es relativamente sencilla de obtener a partir del dibujo horizontal de la bóveda. Determinar las inclinaciones de salida de cada nervio es algo más dificultoso, los datos necesarios para lograrlo deben extraerse del alzado; conociendo el punto de salida y el punto de llegada de cada combado podría trazarse una línea en pendiente que nos fijaría la inclinación del mismo. Dicho así, puede parecer sencillo pero, resolver una clave de ocho brazos cada uno de ellos con su correspondiente inclinación y reviro, es una tarea extremadamente dificultosa que requiere enorme destreza.

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